Mientras los peregrinos llegaban a la provincia para participar del Congreso Eucarístico, en junio de 2016, en el barrio Juan XXIII, conocido también como “La Bombilla”, la distribuidora de gaseosas que pertenecería al Clan Reyna aparecía por primera vez en las crónicas policiales. En ese lugar se encontraron en ese momento cuatro kilos de marihuana y unos $ 800.000 en efectivo.

El hallazgo se produjo entonces casi de casualidad. Por pedido del fiscal Diego López Ávila, la Policía allanó el lugar por una causa vinculada con el robo de una moto. Fueron detenidos el tal “Mono” y su pareja, la tal “Lorena”. Pero ella se autoincriminó respecto droga, despegó a su concubino y terminaron otorgándole el arresto domiciliario hasta que la causa sea elevada a juicio.

En septiembre de ese año, personal de la División Antidrogas Tucumán de la Policía Federal volvieron a presentarse en la distribuidora. Llegaron hasta el lugar porque sospechaban de que la banda que integraba el empleado legislativo Julio César Trayán podría haberle provisto droga al “por mayor”. Pero los investigadores no encontraron nada y no hubo procesamientos.

En ambas oportunidades, los familiares de los sospechosos provocaron escándalos cuando se realizaban las medidas. Denunciaban una persecución policial y alegaban ser comerciantes honestos, que nada tenían que ver con la venta de estupefacientes.

Pero ayer, para este grupo, la tercera fue la vencida. Si bien hasta el cierre de esta edición continuaban buscando elementos de prueba en el local (el depósito ocupa casi media manzana y tiene cajones y fardos de bebidas apilados hasta el techo), la Justicia sumó otro elementos para considerar a la pareja como los supuesta cabecilla de la organización.

Gran parte de los quioscos allanados estaba a cargo de mujeres que integran el clan. Según confiaron fuentes judiciales, la mayoría de sus parejas estaría cumpliendo condena en el penal de Villa Urquiza por diferentes causas. Al parecer, algunas de las demoradas también estaban cumpliendo arresto domiciliario.

Reseña

Los integrantes de este clan, uno de los 23 que denunció LA GACETA semanas atrás como responsables de dirigir una red de narcomenudeo, ocuparon varias páginas de las crónicas policiales por enfrentamiento armados con los Farías, el clan rival.

Los integrantes de estos grupos son parientes directos, pero están enfrentados por cuestiones que no están claras aún. Aunque todo parecería indicar que la enemistad se originó por el inicio de una polémica relación sentimental.